miércoles, 4 de diciembre de 2024

El desafortunado Fortuna Fernández
The unfortunate Fortuna Fernandez

 
Fue un atardecer habitual, de un primer día de agosto en la costa de Georgia (USA), la temperatura había empezado a bajar de los más de 30º C que había hecho durante la jornada, aunque se mantenía la sensación de calor húmedo típica de la zona. A la altura de la isla de Sapelo, a corta distancia de la costa, había fondeado un barco, era de los que empezaban a perder terreno en los mares en beneficio del vapor, podíamos decir que todavía estaba a mitad de su vida, y por desgracia no tuvo la suerte de llegar a nuestros días, como algunos compañeros suyos de igual y más porte, que han terminado de buques escuela, tenía 64 m. de eslora (largo) y 1.489 Ton. Y allí estaba, el Frank Carvill, con las velas de sus tres mástiles arriadas, anclado, con su pabellón británico, aunque nacimiento canadiense, para descargar lastre, antes de su entrada al puerto maderero de Dairen, pero en aquellos momentos la tripulación estaba más interesada en dar cuenta de la cena, que en lastres, cargas, bueno todos no, en ese momento por la borda saltaba un hombre, con nada más que un pantalón raído, un sombrero en la cabeza, y un cuerpo magullado y herido.