Fue un atardecer habitual, de un primer día de agosto en la costa de Georgia (USA), la temperatura había empezado a bajar de los más de 30º C que había hecho durante la jornada, aunque se mantenía la sensación de calor húmedo típica de la zona. A la altura de la isla de Sapelo, a corta distancia de la costa, había fondeado un barco, era de los que empezaban a perder terreno en los mares en beneficio del vapor, podíamos decir que todavía estaba a mitad de su vida, y por desgracia no tuvo la suerte de llegar a nuestros días, como algunos compañeros suyos de igual y más porte, que han terminado de buques escuela, tenía 64 m. de eslora (largo) y 1.489 Ton. Y allí estaba, el Frank Carvill, con las velas de sus tres mástiles arriadas, anclado, con su pabellón británico, aunque nacimiento canadiense, para descargar lastre, antes de su entrada al puerto maderero de Dairen, pero en aquellos momentos la tripulación estaba más interesada en dar cuenta de la cena, que en lastres, cargas, bueno todos no, en ese momento por la borda saltaba un hombre, con nada más que un pantalón raído, un sombrero en la cabeza, y un cuerpo magullado y herido.
Frank Carvill – Hong Kong. (Vallejo Gallery)
Aunque era buen nadador, en su estado la situación no era fácil, tuvo la suerte de encontrarse un trozo de madera, y con su ayuda y la marea, le permitió llegar a la orilla y lo más seguro a la Isla de Sapelo, dado donde había fondeado el barco y a que puerto se dirigía. Llegó a la que en su tiempo fue la tierra de los indios Guale, los españoles llamarón aquella zona, provincia Guale perteneciente a la Florida. Todavía quedaban unos decenios para algún asentamiento inglés en Norteamérica, antes de ese tiempo al sur se produjeron intentos de asentamientos por parte de franceses con un alto porcentaje de colonos hugonotes, eso llevó aparejado que los españoles se volvieran a fijar en aquellas tierras, por eso fue enviada una expedición militar al mando del asturiano, Pedro Menéndez de Avilés, para eliminar a los franceses del territorio.
El contacto de los Guale con los españoles podríamos decir que no fue violento, salvo el invisible contacto de los virus, y alguna breve rebelión. El Adelantado de la Florida, había encargado a su sobrino el también asturiano Alonso Menéndez, una pequeña misión expedicionaria a aquel territorio, y recibió la orden de quedarse entre ellos con 5 compañeros, para demostrarles los buenos propósitos por parte de los españoles, para desgracia de Alonso estuvo poco tiempo en su destino porque fallecería a los tres meses de su llegada, en una isla al norte de la de Sapelo, a partir de ese instante, a parte del establecimiento de algún pequeño fuerte para defender la zona, las que fueron estableciéndose, fueron varias misiones, una incluso en la isla de Sapelo, San José de Zapala (Sapala). Por desgracia, los Guale terminaron abandonando su territorio, las incursiones desde las colonias inglesas para esclavizarlos, ataques de piratas, y además España cada vez tenía menos posibilidades de defender el territorio y las misiones, llevó a que muchos indios iniciaran el camino al Sur a la protección en Florida. Mismo camino que intentaron después esclavos de las colonias inglesas y así obtener la libertad, de esta emigración esclava surgió el pueblo de Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, construido cerca de aquella localidad fundada por Pedro Menéndez de Avilés, el Adelantado de la Florida, San Agustín, 173 años antes.
En su expansión hacia el Sur los ingleses fueron ocupando el territorio de la actual Georgia, y creando plantaciones con esclavos, y la Isla de Sapelo no iba a ser menos, aunque en Sapelo ya hacía 10 años que había habido un cambio y era la venta de tierras a los viejos esclavos.
La costa de Georgia se caracteriza por el gran número de islas formando una especie de barrera, con extensas playas, pero también con kilómetros de marismas. Y como dice el dicho, “A perro flaco todo son pulgas”, nuestro magullado hombre no llegó a una playa, sino que fue a tocar tierra, en zona pantanosa, lo más probable en la zona sur de la isla de Sapelo, donde se encuentra el faro. Así que su intento de avanzar fue más difícil y con el añadido de su estado, cuando ya tenía pocas esperanzas de salir de allí, fue encontrado por un descendiente de aquellos esclavos que habían venido cuando se iniciaron las diversas plantaciones, le improvisó con unas maderas unas muletas para que se sostuviera, y serle más fácil llevárselo a su cabaña, el náufrago era más un cuerpo muerto que un ser humano, no hubo vacilación en este buen samaritano en ayudar a un desconocido, aun sabiendo que Sapelo era zona de cuarentena para los barcos en los que se sospechaba había alguna enfermedad o procedía de algún país donde se había establecido alguna epidemia, la estación de cuarentena estaba en el Norte de la isla y los barcos podían fondear en el Sapelo Sound que la separa de la Isla Catalina, donde había fallecido siglos atrás Alonso Menéndez. El buen hombre le dio comida, agua, y un abrigo, y se sorprendió que después de unas horas de descanso, quisiera proseguir su camino.
Empezó a caminar entre bosques desde donde los abundantes ciervos y codornices, le mirarían sin mucho miedo, porque era cualquier cosa menos un cazador, habituales en ciertas épocas y procedentes algunos del continente, atravesó zonas de pastos no pequeñas, algunas de unos 2,83 Km2 (la dimensión de Sapelo son 66,77 km2 ), donde pastaban rebaños de vacas que podían alcanzar hasta 250 cabezas, que como en su tierra provocaban conflictos entre ganaderos que llegaban a altas instancias judiciales, a pesar de que ya en aquellos momentos mucho del terreno de la isla pertenecía al Gobierno de los Estados Unidos. Con los pies heridos su caminar era muy pausado, después de unos kilómetros, que pareció que le llevaron todo el día, llegó ante la casa de un hombre blanco que le permitió pasar la noche, a la mañana prosiguió su camino a pie a Savannah, aunque si uno ve un mapa, se dará cuenta que llegar caminando a Savannah es difícil por no decir imposible, pero él solo quería alejarse lo más posible del Frank Carvill, e ir al Consulado. Al poco de empezar a caminar aquella mañana, llegó a la cabaña de un pescador, que había cambiado el esclavo trabajo en el campo de sus ancestros por el trabajo en el mar, le proporciono una camisa, pero hizo algo mucho más importante por él y que le ahorraría sufrimiento, lo cargó en su balandro y le llevó a Savannah. Ya había conseguido parte de sus aspiraciones, ahora tenía que encontrar alguien que le entendiera y le ayudase.
Pero, ¿Quién era este hombre que saltó por la borda?, quizás los hechos nos hacen pensar en un polizón que fue descubierto y ante la posibilidad de duros castigados decidió huir, pues no. Era español, y marinero del barco, la primera duda que surge es con su nombre, porque figura como Fortina o Fortuna Fernández, Fortina no es un nombre que se use en español, y Fortuna no es muy habitual, si sería más habitual Fortunato, quien sabe si en la transcripción por parte de un anglohablante quedó como Fortuna, era nacido en Oviedo, por lo tanto era asturiano, aunque aquí viene otra controversia común durante muchos años, Oviedo es la capital y un municipio del Principado de Asturias, pero desde la división provincial de España en 1833 y hasta 1983, Asturias administrativamente era denominada provincia de Oviedo, por lo tanto no sabemos de qué lugar de Asturias era, pero quizás podamos concretar un poco.
Desde que saltó del barco, hubo unas cosas que nunca perdió y se preocupó de proteger utilizando para ello el sombrero, y así intentar mantenerlos secos y transportarlos sin problema, eran unos papeles. Uno de esos documentos era su certificado de baja de la corbeta de la Armada Española, África. En aquellos primeros días de agosto de 1888 cuando aquel joven, 22 años, navegaba en aquel balandro camino de su libertad, en Savannah, ya había meses que la África había dejado de ser barco, aunque deberíamos decir, que ya llevaba tiempo que no mereciera el nombre de barco, ni fue capaz de devolver a su tierra a la tripulación desde Montevideo (Uruguay), y terminó sus días vendida a trozos en su último destino. ¿Qué hacía una corbeta española destinada allí? En 1845 debido a la inestabilidad política existente en la zona, una guerra civil tanto en Uruguay como en Argentina y el trato que recibían los españoles, España decide destinar al puerto de Montevideo dos barcos de guerra, creando la base naval del Río de la Plata, no fue España el único país que destino a la zona buques militares, y en el caso español continuó a lo largo del siglo XIX, con la pertinente rotación buques.
El 08 de marzo de 1882, salía de Cádiz la corbeta África hacía ese destino. Cuando el barco sale de España, se empezaba el servicio militar con 20 años, y el servicio duraba 4 años, así que todavía quedaban años para que Fortuna tuviera que presentarse, e incluso para el tramite que tenían que hacer todos los mozos al cumplir los 18 años, tenían que inscribirse en la lista del servicio militar del ayuntamiento donde residían ellos o sus padres, y los jefes militares de soldados voluntarios al cumplir los 18 años tenían que remitir a los ayuntamientos el oportuno certificado. Pero en el caso de la Armada había una peculiaridad, porque en su caso existía la inscripción marítima que la componían los mozos que ejercían la industria de pesca y navegación, y como es lógico casi la totalidad eran de municipios costeros y dentro de estos de parroquias costeras. Era habitual que antes de terminar el año se publicara la relación de mozos que cumplían la edad para el servicio militar el año siguiente, y eran los primeros en ocupar las plazas necesarias para la Armada cada año de reclutamiento.
Por lo tanto, Fortuna debía haber ido al servicio en 1886, si es verdad que el año anterior, se publicó una nueva ley de reclutamiento, que había bajado la edad a los 19 años, y que en el caso de la Armada tuvo su confusión teniendo que publicarse una instrucción, en la que se decía que se llamaba para 1886 a los de 20 años (3.500 mozos). Pero ese año de 1886 se estaba preparando el relevo de la África en la estación del Río de la Plata, para el que el Ministerio de Marina consignó unas 300.000 pesetas, en aquellos momentos lo que hoy conocemos como Ministerio de Defensa, se dividía en 2, Ministerio de Guerra y Ministerio de Marina. El relevo no llegó hasta mayo de 1887, aunque en abril ya habían vuelto a España los oficiales, clases y 19 marineros. Después de todo esto parece claro que Fortuna debió haberse presentado como voluntario en la Armada, y lo normal al pedir servir en la Armada es que naciera en un lugar vinculado con el mar.
Savannah era una ciudad de unos no despreciables 57.000 habitantes, siendo un 56 % blancos, en calles no todas pavimentadas y algunas con árboles a sus lados, en las que se repartían los edificios de ladrillo y de madera, estando en proceso de renumeración en ese momento, y una población con interés en abandonar el centro para habitar la periferia, con el consiguiente aumento de la actividad constructiva en la zona. Periferia que se estaba drenando y así eliminar focos de fiebres, y mejorar la salud de los vecinos, aunque lo que había mejorado la salubridad de sus vecinos, fue el uso de agua artesiana, con la apertura de nuevos pozos y dejar de usar los superficiales, hay que recordar que estamos todavía en tiempos de epidemias del cólera. Además, se estaba mejorando la limpieza de las calles y se estaba discutiendo darle un sistema de alcantarillado fundamental para completar el proceso. Todo esto estaba produciendo un descenso de la mortalidad en la ciudad en ese año en todos los niveles de la población, aunque existía una diferencia racial, la mortalidad entre la población negra era el doble que en la blanca.
Mapa de Seguros de Savannah - Georgia - 1888 - Biblioteca Digital de Georgia - USA
Ya tenía sus tranvías (todavía de tracción de sangre), ferrocarril, su industria de fertilizantes y de subproductos de las resinas de las coníferas, su fundición; pero la ciudad miraba a sus campos y a su puerto, que estaba en procesos de mejoras y obras para mantener su actividad, debido principalmente al encontrarse en un cauce fluvial que implicaba aportación de sedimentos a la zona portuaria, convirtiendo el calado en su dolor de cabeza. Al igual que la ciudad, su puerto dependía fundamentalmente de la exportación de algodón, y en ese momento había optimismo en la cercana cosecha; el resto de productos exportables, salvo materiales obtenidos de resinas de coníferas, eran insignificantes, y tampoco su uso para las importaciones (fertilizantes, azufre, frutas) era importante.
Fue una pena que, al deambular por las calles Fortuna no fuera capaz o no surgiera la ocasión de mencionar su apellido a algún habitante, porque seguro que le hubieran llevado a la presencia del jefe de bomberos, el Sr. Fernández, Adolph Fernández, ¿español?, sí, si seguimos el criterio que se dice en España desde hace unos siglos, incluso corroborado por el periódico de Savannah, que publicó su obituario, The Savannah News, “…Mr. Fernández vino a Savannah hace unos 36 años. Era natural de Gibraltar, España...”, por lo tanto, no voy a ser yo quien le contradiga al redactor. Adolph sería jefe de bomberos un poco de tiempo más, justo unos meses antes del gran incendio que devastó parte de la ciudad (6 de abril de 1889).
Al estar en un ciudad portuaria y enfocada a la exportación, no tendría que ser difícil encontrar un marinero español, teniendo en cuenta que los barcos españoles significaban los cuartos en tonelaje que visitaban aquel puerto, e incluso el tercero en barcos de vapor, hay que recordar la importancia de la marina mercante española a finales del siglo. Y qué se exportaba a España, principalmente algodón, pero también, maderas, duelas de madera y colofonia de coníferas. Y lo encontró, al marinero José María Martínez, que no fue capaz de indicarle como llegar al consulado, no conocía tan profundamente la ciudad, pero si había tenido tiempo de conocer a un zapatero español, Manuel Ruíz, y allí lo llevó, al 7 de Jefferson Street. Ruíz se dedicó a recuperarlo sin querer enviarlo a ningún hospital. Fortuna tuvo suerte porque, unos días después de su llegada, a causa de una epidemia de fiebre amarilla en Florida, se estableció en Savannah una cuarentena, que produjo entre otras cosas un total desabastecimiento de pescado, dado que mucho procedía de Florida, lo que conllevo el aumento de las ventas de una pesquería local, que era la de las ostras, convirtiéndose en casi el único pescado que se pudo consumir, no solo en la ciudad sino también en Georgia, debía ser una pesquería importante, aparte de en ese momento que podríamos decir de sobredemanda, ya que unos meses después se intentaba crear una legislación para la no esquilmación del recurso.
Ya sintiéndose seguro Fortuna le contó el porqué de aquella situación. La historia comienza en Montevideo, en el último tercio del mes de mayo de 1888, cuando Fortuna decide embarcarse en un barco como marinero, hay que recordar que hacía un año que la tripulación de la África, habían abandonado aquellas tierras, elige enrolarse en un barco de bandera inglesa, después de hablar con el capitán y el oficial, y decirle que entendían español y que la travesía sería agradable. El 25 de mayo de 1885, salía del puerto de Montevideo, el barco Carvill, dirección Sound Sapelo, en lastre, el lastre es fundamental para la buena navegación de los barcos, incluso cuando van cargados, en aquellos barcos el lastre eran materiales de nulo valor (piedras, arena, barro, escombros…) o de bajo valor y que se pretendía vender en el puerto destino, donde se recibía carga. Ir en lastre significaba que el barco no llevaba carga comercial, algo deficitario para la compañía, pero el lastre era necesario para garantizar la estabilidad del buque en la navegación. Aunque ya a finales del siglo XIX, existía el lastre con agua, todavía la mayoría era con estos materiales desechables, que se cargaban o se descargaban a mano y que había que colocarlo y distribuirlo con sumo cuidado, no quedarse corto, no excederse y que no se moviese, para tener una buena travesía y no producir efectos catastróficos.
Al poco de embarcar, Fernández, se da cuenta que no entiende lo que le dicen y no le entienden, y le destinan a la bodega de la que no puede salir, y le toca mover las 60 toneladas de lastre, que solían hacer dos hombres. Al salir de puerto y hacerse a la mar empezaron los insultos y las torturas brutales, que de milagro no le costaron la vida. Le permitían una sola galleta de marinero al día y nada de agua, él la obtenía cuando llovía, y si se la descubrían se la tiraban; cuando el mar estaba agitado, lo ponían al timón, y al mínimo signo de debilidad, le echaban el perro del barco para que le mordiese; en alguna ocasión mientras dormía le colocaban cerillas entre los dedos de los pies y las encendían, al despertarse e ir hacia la borda para tirarse al mar el oficial de turno lo derribaba para evitarlo; era habitual que por orden del capitán sustituyera a cualquier marinero que estaba haciendo la tarea que le correspondía y le diera orden al sustituido de irse a fumar; el simple grumete tenía permiso para mandarle limpiar la cubierta; le mandaban a la bodega y en el proceso le tiraban cubos de agua, la bodega terminó convirtiéndose en su lugar de seguridad, aunque no era el mejor lugar del barco ya que lo que había eran hierros, latas… como lastre, y que al estar descalzo, ya que solo le permitían un pantalón y un sombrero, se cortaba los pies con ellos; como no había poco castigo les gustaba darle en la espalda con cuerdas y púas de marlín; y ya en el sumo de la valentía en una ocasión el capitán mandó atarle las manos y le dio un puñetazo en la nariz, con el correspondiente derramamiento de sangre, y la posterior obligación de Fortuna del bombeo del agua y la limpieza de la cubierta, añadiendo la orden de limpia tu sangre española. En toda la travesía no pasó ningún día sin ensañarse con él; la única persona que se apiadó un poco de él fue un marinero alemán, que no le maltrató ni agredió y que a escondidas al caer la noche, le llevaba un poco de manteca para untarle en las heridas, Fortuna pensaba que todo era debido a que era español. Está película de terror que le contó a Ruíz, no solo se quedó en la zapatería, sino que llegó a oídos de la comunidad española de la ciudad, a la redacción de un periódico local y reproducida por uno de la capital del estado Atlanta. Así que el diario local envió un redactor a la zapatería para conocer los hechos de primera mano. Parece que Manuel Ruíz o Emanuel Ruíz como aparecía en algún documento, no debía ser muy ducho en el inglés, porque quién actuó de traductor, fue Peter Sampson, un comerciante de frutas y dulces en el número 158 de Bryan Street.
Entre a los que llegó la historia también estaban los Vice-cónsules español e inglés, el español, Rosendo Torras, presentó el caso ante el comisionado, con una paradoja, en ese momento el Vice-cónsul británico no se encontraba en la ciudad y representaba a los dos partes el español, aunque al final no fue necesario resolver el problema de tener que representar a acusado y acusador, debido al regreso a la ciudad del británico. La primera medida tomada por el Comisionado o Comisario de Estados Unidos, Frank Lamar, fue dar la orden de detención contra el capitán del barco, fue detenido por el marshal Levy, en donde había atracado el Carvill, Darien.
Darien era un puerto pequeño que en los últimos años había crecido con el negocio casi exclusivo de la madera, ya que lo embarques de provisiones navales, algodón, arroz eran mínimos, el comercio del puerto era un poco más de 1.000.000 $/anual, aunque 1888 fue excepcional superando los 2 millones, y que no debió aumentar en los años siguientes ya que se pretendía abrir un nuevo canal hacía Sapelo, pero el cuerpo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos no justificaba la realización de esas obras debido a los ingresos del puerto.
Hoy Darien y Savannah están separados unos 100 km. por carretera, pero en aquel momento la forma habitual de moverse entre los 2 lugares, era a través del David Clark, un pequeño vapor que las conectaba a través de Sea Island Route (Savannah, Doboy, Darien, Brunswick, Fernandina). Este barco fue el que llevó al marshal acompañando al capitán William Chapman, y varios testigos de la tripulación, su ayudante Arthur McKee, Montague McDonough, John Nelson apodado Bismarck, y los marineros John Anderson y John Garham a Savannah para asistir a la audiencia, antes de dicha audiencia al capitán se le interpuso una fianza de 250 $, parece que no disponía de tal cantidad ya que el capitán J. K. Clarke le avaló. La audiencia ante el comisionado Lamar no duró mucho, el abogado defensor, Isaac Beckett, alego que el comisionado no tenía jurisdicción en un caso penal, y además que el caso debería ser juzgado por un tribunal inglés, ya que el delito se había cometido en alta mar, y el barco era de bandera británica; a pesar de los intentos del abogado del español, W. W. Osborne, de desmontar los argumentos de la acusación, el comisionado dicto que los tribunales de Estados Unidos no tenían jurisdicción y lo desestimó.
Aunque en el juicio no declaró nadie, si sabemos las opiniones a través de lo que pudieron hablar con algún reportero del Morning News. El capitán era un escocés que llevaba 16 años navegando, los últimos 6 en el Carvill, era más reservado que hablador, decía el marshall Levy que cuando recibió la orden de detenerlo y leyó los hechos, pensó que se enfrentaría a un corsario, llegando a coger un revolver de gran calibre y lo que se encontró fue un pequeño escocés, con barba patriarcal que le llegaba hasta el pecho, y con el aspecto de un caballero modesto y sin pretensiones. El capitán en su declaración al periodista negó todos los hechos contados por Fortuna, él desde que embarcó le trato con amabilidad, que había embarcado mal vestido e incluso le dio un abrigo para que se protegiese de los elementos cuando le tocaba estar al timón, Fortuna estaba siendo un desagradecido con él y solo pensaba en hacerle daño y mortificarle, y él lo que consideraba es que Fortuna era un desertor, tal era así que su intención era de todas las maneras reincorporarlo a la tripulación. Los demás no entendían muy bien ese empeño en la readmisión, cuando habían dicho que era un marinero incapaz, ante esto su respuesta dubitativa era la dificultad de conseguir marineros en la zona de Doboy, pero su intención al final no se produjo por el esfuerzo de los amigos españoles de Fernández y por los consejos del cónsul y del vice-cónsul británico que le recomendaron que no lo intentara. Por las palabras del capitán, Fortuna no fue el único desertor, hubo otro marinero que también abandono el barco, que era natural de un lugar llamado Frisco.
Aparte de lo contado por el capitán, otro testimonio que se conoció fue el de Bismarck, dado el apodo quizás era el alemán que decía Fortuna. Bismarck indicó que el capitán le había dado buen trato al español mejor que a cualquiera de la tripulación, que el español no era buen marinero, no sabía gobernar, y que él no había visto la historia del perro; pero no era lo mismo el capitán que el oficial, que incluso le había pegado a él y a otro marinero con una hebilla, su intención era seguir en el barco, pero también dependía de la comida y del oficial.
Y que decía el oficial, podríamos decir, señalado por todo el mundo como culpable. McKee advirtió un cambio de actitud en el capitán nada más llegar a puerto, se convirtió en un lector de la Biblia, y terriblemente bueno, y quería pasar la carga de los hechos a él. Para él, el maltrato al español no había sido tanto, aunque si había sido una travesía muy dura para Fortuna, y él solo había obedecido órdenes del capitán. La intención del oficial era no volver al barco, él era de Filadelfia, a donde pensaba regresar, ya que tenía derecho a licenciarse al llegar a un puerto de Estados Unidos, después de estar 17 meses embarcados, para no regresar al barco simulo una pelea y así ser arrestado. Incluso según el marshal que coincidió en el regreso al barco con el capitán y el resto de la tripulación tenían la intención de acusarlo de agresiones. Mckee además tenía un problema mayor ya que le debían gran parte de su sueldo, la no despreciable cantidad de 761,60 dólares, pero debía demostrar la existencia de esa cláusula que le permitía desembarcar, sino lo perdería todo al ser declarado desertor como el español, al que debían todo, tenía que recibir 20 dólares al mes, y que iba a perder al ser declarado desertor. El viaje más barato en barco desde Savannah a Boston o Nueva York eran unos 10 dólares.
Al capitán tampoco se le acabaron los problemas con la vuelta al Carvill, la tripulación quería abandonarlo sino recibía dinero, lo evitó repartiéndoles una parte del dinero de sus sueldos. No salieron del puerto de Darien pronto, tuvieron bastantes días esperando cargar, lógicamente madera, hasta el 24 de septiembre el Carvill no salió con destino al puerto inglés de Grimsby (Inglaterra), no fue una travesía fácil en la parte final debido al clima, que le causaron problemas en el casco del barco, pero al final el 4 de diciembre llegaba a destino. Los desperfectos causados por ese viaje no terminaron con la navegación del Carvill, que continuo más años en su labor, aunque cambió de bandera la inglesa por la noruega.
De Fortuna desconozco que fue de su vida. Savannah estaba bien comunicada por vía ferroviaria o marítima, una de las líneas ferroviarias después 26 horas de viaje llevaba a Tampa (Florida) donde había asturianos, y desde donde existía vía marítima con Cuba (Tampa a La Habana como máximo 20 $, 25 horas de viaje. Nueva York a La Habana, vía Tampa, en tren hasta Tampa primera clase 50$), lugar por excelencia de la emigración asturiana en aquellos tiempos; se pudo haber embarcado en un barco español de los muchos que llegaban al puerto; volver a España o continuo en Savannah quizás con Ruíz, que continuó con su negocio, aunque con el tiempo cambio de localización. El periodista que entrevistó a Fortuna dijo lo siguiente: “Fernández tiene unos veintidós años, es educado, inteligente, es un joven apuesto y tiene un título de marinero de primera, otorgado por oficiales de la corbeta española África, a bordo de la cual sirvió sus años. Nació en Oviedo.”
Y, para terminar, transcribo un documento que he encontrado y sin más intención que la informativa, el 23 de julio de 1887, el Boletín Oficial de la provincia de La Coruña publicaba lo que sigue: “EDICTO. Don Vicente Fraga Martínez, Alférez de Infantería de Marina de la escala de reserva ayudante del Arsenal del Departamento de Ferrol y Juez fiscal de una sumaria. Usando de las facultades que me conceden las Reales ordenanzas del Ejercito y Armada, por el presente cito, llamo y emplazo por este primer edicto al marinero de primera clase que fue de la dotación de la Corbeta “África” surta en la América del Sur, y del Depósito del Arsenal de este Departamento Faustino Fernández de la Roca, hijo de Ángel y de Rafaela, natural de Oviedo, Brigada de Coruña, que fue licenciado por inútil en 27 de Mayo último, a quien estoy formando sumaria por haberse inutilizado en faenas del servicio, para que dentro del término de 30 días a contar desde esta fecha, se presente en esta Ayudantía del Arsenal del Astillero a prestar declaración de las causas de su inutilidad para lo que proceda en justicia. Ferrol 14 de Julio de 1897. = Vicente Fraga Martínez”, se publicó por lo menos hasta un tercer edicto.
Bibliografía: Hemeroteca del Congreso de los Estados Unidos; Gaceta de Madrid; BOE; Ensayo cronológico para la historia general de la Florida, Gabriel Cárdenas Cano, 1723; Images of America Sapelo’s Island Hog Hammock, Michele Nicole Johnson, 2009; Mission San Joseph de Sapala: Mission-period archaeological research on Sapelo Island, Richard W. Jefferies and Christopher R. Moore, 2013; La historia contemplada desde el río. Presencia naval española en la Plata 1776-1900, Miguel Ángel de Marco, 2021; Biblioteca Nacional de Uruguay; Lastre: una historia oculta sobre cómo evitar naufragios, Roy y Lesley Adkins, 28/05/2024; Report of the Secretary of War being part of the message and documents communicate to he two houses of Congress 1892; Annual Report of the chief of engineers United States Army to the Secretary of War for the year 1889; Biographical Souvenir of the States of Georgia and Florida, 1889; Hand Book of the American Republics, Bulletin nº 1, 1891-January.
It was a usual sunset of a first day of August on the coast of Georgia (USA), the temperature had begun to drop from the more than 30 ° C that had made during the day, although the feeling of humid heat typical of the area was maintained. At the height of the island of Sapelo, a short distance from the coast, there was a ship anchored, it was one of those that began to lose ground in the seas for the benefit of steam, we could say that it was still in the middle of his life, and unfortunately did not have the luck to reach our days, as some of his companions of equal and greater size have ended of school ships, had 64 m. length (long) and 1,489 tons. And there it was, the Frank Carvill, with the sails of its three masts lowered, anchored, with its British flag, although Canadian birth, to unload ballast, before its entrance to the lumber port of Dairen, but at that moment the crew was more interested in giving an account of the dinner, than in ballast, loads, well not all, at that moment overboard jumped a man, with nothing more than a tattered pants, a hat on his head, and a bruised and wounded body.
Frank Carvill – Hong Kong. (Vallejo Gallery)
Although he was a good swimmer, in his condition the situation was not easy, he was lucky enough to find a piece of wood, and with its help and the tide, it allowed him to reach the shore and most certainly Sapelo Island, given where the ship had anchored and to which port it was headed. He arrived to what in his time was the land of the Guale Indians, the Spaniards called that area, Guale province belonging to Florida. There were still a few decades left for some English settlement in North America, before that time, to the south there were attempts of settlements by the French with a high percentage of Huguenot settlers, that led to the Spanish to return to worry about those lands, so a military expedition was sent under the command of the Asturian, Pedro Menéndez de Avilés, to eliminate the French from the territory.
The contact of the Guale with the Spaniards we could say that it was not violent, except for the invisible contact of the viruses, and some brief rebellion. The Adelantado of Florida had entrusted his nephew, also from Asturias, Alonso Menéndez, with a small expeditionary mission to that territory, and he received the order to stay among them with 5 companions, to demostrate them the good intentions of the Spaniards, unfortunately for Alonso, he did not stay long at his destination because he died three months after his arrival, on an island north of Sapelo. From that moment on, apart from the establishment of some small fort to defend the area, those that were established were several missions, including one on Sapelo Island, San José de Zapala (Sapala). Unfortunately, the Guale ended up abandoning their territory, the incursions from the English colonies to enslave them, attacks by pirates, and Spain also had fewer and fewer possibilities to defend the territory and the missions, led many Indians to begin their journey to the South to protection in Florida. The same path that slaves from the English colonies later attempted and thus obtain freedom, from this slave emigration arose the town of Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, built near that town founded by Pedro Menéndez de Avilés, the Adelantado of Florida, Saint Augustine, 173 years before.
In their expansion towards the South, the English were occupying the territory of the current Georgia, and creating plantations with slaves, and Sapelo Island was not going to be less, although in Sapelo already 10 years ago there had been a change and it was the sale of land to the old slaves.
The coast of Georgia is characterized by the large number of islands forming a kind of barrier, with extensive beaches, but also with miles of marshes. And as the saying goes, “To thin dog, all are fleas”, our bruised man did not reach a beach, but went to land, in a marshy area, most likely in the southern part of Sapelo Island, where the lighthouse is located. So his attempt to advance was more difficult and with the addition of his condition, when he had little hope of getting out of there, he was found by a descendant of those slaves who had come when the plantations began, who improvised with some wood some crutches for him to support himself, there was no hesitation in this good Samaritan to help a stranger, even knowing that Sapelo was a quarantine zone for ships suspected of having a disease or coming from a country where an epidemic had been established, The quarantine station was in the north of the island and the ships could anchor in the Sapelo Sound that separates it from Catalina Island, where Alonso Menéndez had died centuries ago. The good man gave him food, water, and a coat, and he was surprised that after a few hours of rest, he wanted to continue on his way.
He began to walk through forests from where the abundant deer and quail, would look at him without much fear, because he was anything but a hunter, usual at certain times and coming some from the continent, crossed pasture areas not small, some of about 2.83 km2 (the dimension of Sapelo are 66.77 km2), where herds of cows grazed that could reach up to 250 heads, which as in his land caused conflicts between farmers that reached high judicial instances, despite the fact that already at that time much of the land of the island belonged to the Government of the United States. With injured feet, his walk was very leisurely, after a few miles, which seemed to take him all day, he arrived at the house of a white man who allowed him to spend the night, in the morning he proceeded on foot to Savannah, although if one sees a map, one will realize that walking to Savannah is difficult if not impossible, but he just wanted to get as far away from Frank Carvill as possible, and go to the Consulate. Shortly after starting to walk that morning, he arrived at the hut of a fisherman, who had exchanged the slave labor of his ancestors for work at sea, provided him with a shirt, but did something much more important for him that would save him suffering, loaded him on his sloop and took him to Savannah. He had already achieved part of his aspirations, now he had to find someone who would understand and help him.
But, who was this man who jumped overboard? perhaps the facts make us think of a stowaway who was discovered and before the possibility of hard punishments, he decided to flee, well no. He was Spanish, and sailor of the ship, the first doubt that arises is with his name, because it appears as Fortina or Fortuna Fernandez, Fortina is not a name that is used in Spanish, and Fortuna is not very common, if it would be more common Fortunato, who knows if in the transcription by an English speaker was left as Fortuna, he was born in Oviedo, therefore he was Asturian, although here comes another common controversy for many years, Oviedo is the capital and a municipality of the Principality of Asturias, but since the provincial division of Spain in 1833 and until 1983, Asturias administratively was called the province of Oviedo, so we do not know where in Asturias he was from, but perhaps we can specify a little.
Since he jumped off the ship, there were some things that he never lost and he took care to protect them using his hat, and thus try to keep them dry and transport them without problem, they were some papers. One of those documents was his discharge certificate from the Spanish Navy corvette, Africa. In those first days of August 1888 when that young man, 22 years old, was sailing on that sloop on his way to freedom, in Savannah, there had already been months since the Africa had stopped being a ship, although we should say that it had been a long time since she had not deserved the name of the ship, was unable to return the crew from Montevideo (Uruguay) to their land, and ended its days sold in pieces at its last destination. What was a Spanish corvette doing there? In 1845, due to the political instability in the area, a civil war in both Uruguay and Argentina and the treatment that the Spanish received, Spain decided to send two warships to the port of Montevideo, creating the naval base of the Río de la Plata, Spain was not the only country that sent military ships to the area, and in the Spanish case it continued throughout the 19th century, with the pertinent ship rotation.
On March 8, 1882, the corvette Africa left Cádiz for that destination. When the ship left Spain, the military service began at the age of 20, and the service lasted 4 years, so there were still years left for Fortuna to have to present itself, and even for the procedure that all the young men had to do when they turned 18, they had to register in the military service list of the town hall where they or their parents lived, and the military chiefs of volunteer soldiers when they turned 18 had to send the appropriate certificate to the town halls. But in the case of the Navy there was a peculiarity, because in their case there was the maritime inscription that was composed of the young men who worked in the fishing and navigation industry, and as is logical almost all were from coastal municipalities and within these coastal parishes. It was usual that before the end of the year was published the list of young men who met the age for military service the following year, and were the first to occupy the places needed for the Navy each year of recruitment.
Therefore, Fortuna should have gone to the service in 1886, if it is true that the previous year, a new recruitment law was published, which had lowered the age to 19 years, and that in the case of the Navy had its confusion having to publish an instruction, in which it was said that it was called for 1886 to those of 20 years (3,500 young men). But that year, 1886, the relief of the Africa at the Río de la Plata station was being prepared, for which the Ministry of the Navy appropriated some 300,000 pesetas, at that time what we know today as the Ministry of Defense was divided into two, the Ministry of War and the Ministry of the Navy. The relief did not arrive until May 1887, although in April the officers, classes and 19 sailors had already returned to Spain. After all this it seems clear that Fortuna must have volunteered for the Navy, and it is normal when asking to serve in the Navy that he was born in a place linked to the sea.
Savannah was a city of a not inconsiderable 57,000 inhabitants, 56% white, on streets not all paved and some with trees on their sides, in which brick and wooden buildings were distributed, being in the process of renumbering at that time, and a population with an interest in leaving the center to inhabit the periphery, with a consequent increase in construction activity in the area. Periphery that was being drained and thus eliminate sources of fever, and improve the health of the neighbors, although what had improved the health of its neighbors was the use of artesian water, with the opening of new wells and stopping the use of superficial ones, we must remember that we are still in times of cholera epidemics. In addition, street cleaning was being improved and giving it a fundamental sewage system was being discussed to complete the process. All of this was producing a decrease in mortality in the city that year at all levels of the population, although there was a racial difference, mortality among the black population was double that of the white population.
Insurance Map of Savannah - Georgia - 1888 - Digital Library of Georgia - USA
It already had its trams (still powered by blood), railways, its fertilizer and coniferous resin by-product industry, its foundry; but the city looked at its fields and its port, which was in the process of improvements and works to maintain its activity, mainly due to the fact that it was located in a fluvial channel that implied sediment contribution to the port area, turning the draft into its headache. Like the city, its port depended fundamentally on the export of cotton, and at that time there was optimism in the coming harvest; the rest of exportable products, except for materials obtained from conifer resins, were insignificant, and their use for imports (fertilizers, sulfur, fruits) was not important either.
It was a pity that, while wandering through the streets Fortuna was not able or did not have the opportunity to mention his last name to any inhabitant, because surely he would have been taken to the presence of the fire chief, Mr. Fernandez, Adolph Fernandez, Spanish, yes, if we follow the criteria that has been said in Spain for centuries, even corroborated by the Savannah newspaper, which published his obituary, The Savannah News, “... Mr. Fernandez came to Savannah about 36 years ago. He was a native of Gibraltar, Spain...”, so I'm not going to be the one to contradict the editor. Adolph was fire chief for a little more time, just a few months before the great fire that devastated part of the city (April 6, 1889).
Being in a port city and focused on export, it should not be difficult to find a Spanish sailor, taking into account that Spanish ships represented the fourth in tonnage that visited that port, and even the third in steamships, we must remember the importance of the Spanish merchant navy at the end of the century. And what was exported to Spain, mainly cotton, but also wood, wooden staves and coniferous rosin. And he found him, to the sailor José María Martínez, who was not able to tell him how to get to the consulate, he did not know the city so well, but he had had time to meet a Spanish shoemaker, Manuel Ruíz, and he took him there, to 7 Jefferson Street. Ruíz devoted himself to recovering him without wanting to send him to any hospital. Fortuna was lucky because, a few days after his arrival, due to a yellow fever epidemic in Florida, a quarantine was established in Savannah, which produced between other things a total shortage of fish, since much of it came from Florida, which led to an increase in the sales of a local fishery, this led to an increase in the sales of a local fishery, which was that of oysters, becoming almost the only fish that could be consumed, not only in the city but also in Georgia, it must have been an important fishery, apart from in that moment that we could say of over-demand, since a few months later an attempt was made to create legislation for the no overexploitation of the resource.
Feeling safe, Fortuna told him the reason for that situation. The story begins in Montevideo, in the last third of May 1888, when Fortuna decides to embark on a ship as a sailor, it must be remembered that a year ago the crew of the Africa, had left those lands, he chooses to enlist on a ship of English flag, after talking to the captain and the officer, and telling him that they understood Spanish and that the crossing would be pleasant. On May 25, 1885, the ship Carvill left the port of Montevideo, heading for Sound Sapelo, in ballast, ballast is essential for the good navigation of ships, even when they are loaded, in those ships the ballast were materials of no value (stones, sand, mud, debris ...) or of low value and that were intended to be sold in the port of destination, where cargo would be received. Going in ballast meant that the ship was not carrying commercial cargo, which was loss-making for the company, but the ballast was necessary to guarantee the ship's stability in navigation. Although water ballast existed at the end of the 19th century, most of the ballast was still made of these disposable materials, which were loaded or unloaded by hand and had to be placed and distributed with great care, so as not to fall short, not to overload and not to move, in order to have a good voyage and not to produce catastrophic effects.
Shortly after boarding, Fernandez, realizes that he does not understand what they say and they do not understand him, and he is assigned to the hold from which he cannot leave, and he has to move the 60 tons of ballast, which used to be done by two men. After leaving the port and went to sea, the insults and brutal tortures began, which miraculously did not cost him his life. He was allowed only one sailor's cookie a day and no water, he got it when it rained, and if it was discovered they threw it away; when the sea was rough, they put him at the helm, and at the slightest sign of weakness, they threw the ship's dog to bite him; sometimes while he slept they put matches between his toes and lit them, when he woke up and went overboard to jump into the sea the officer on duty knocked him down to prevent him; it was customary that by order of the captain to replace any sailor who was doing the task that corresponded to him and gave the order to the replaced to go to smoke; the simple cabin boy had permission to send him to clean the deck; they sent him to the hold and in the process they threw buckets of water at him, the hold ended up becoming his place of safety, although it was not the best place on the ship since what there was were irons, cans? as ballast, and that being barefoot, since he was only allowed a pair of pants and a hat, he would cut his feet with them; as there was no little punishment they liked to hit him on the back with ropes and marlin spikes; and already at the height of bravery on one occasion the captain ordered to tie his hands and gave him a punch in the nose, with the corresponding spilling of blood, and the subsequent obligation of Fortuna of pumping the water and cleaning the deck, adding the order of clean your Spanish blood. During the entire crossing, not a single day passed without being cruel to him; The only person who took a little pity on him was a German sailor, who did not mistreat or attack him and who secretly, when night fell, brought him some butter to spread on his wounds. Fortuna thought it was all because He was Spanish. This horror movie that he told Ruíz not only stayed in the shoe store, but also reached the ears of the city's Spanish community, the editorial office of a local newspaper and even reproduced by one Atlanta, state capital. So the local newspaper sent an editor to the shoe store to learn the facts firsthand. It seems that Manuel Ruíz or Emanuel Ruíz as he appeared in some document, must not have been very fluent in English, because the person who acted as translator was Peter Sampson, a fruit and candy merchant at number 158 Bryan Street.
Among those to whom the story reached were also the Spanish and English Vice-Consuls, the Spanish, Rosendo Torras, presented the case before the commissioner, with a paradox, at that time the British Vice-Consul was not in the city and the Spanish represented both parties, although in the end it was not necessary to solve the problem of having to represent the accused and the accuser, due to the return to the city of the British. The first measure taken by the U.S. Commissioner, Frank Lamar, was to issue a warrant for the arrest of the ship's captain, who was detained by Marshal Levy, where the Carvill had docked, Darien.
Darien was a small port that in the last years had grown with the almost exclusive business of lumber, since the shipments of naval stores, cotton, rice were minimal, the port trade was a little more than 1,000,000 $/year, although 1888 was exceptional exceeding 2 million, and that should not increase in the following years since it was intended to open a new channel to Sapelo, but the U.S. Army Corps of Engineers did not justify the realization of these works due to the income of the port.
Today Darien and Savannah are separated about 62 miles by road, but at that time the usual way to move between the 2 places, was through the David Clark, a small steamer that connected them through Sea Island Route (Savannah, Doboy, Darien, Brunswick, Fernandina). This ship was the one that took the marshal accompanying Captain William Chapman, and several witnesses of the crew, his assistant Arthur McKee, Montague McDonough, John Nelson nicknamed Bismarck, and the sailors John Anderson and John Garham to Savannah to attend the hearing, before said hearing the captain was interposed a bail of $250, it seems that he did not have such amount since Captain J. K. Clarke vouched for him. The hearing before Commissioner Lamar did not last long, the defense attorney, Isaac Beckett, argued that the Commissioner had no jurisdiction in a criminal case, and furthermore that the case should be tried by an English court, as the crime had been committed on the high seas, and the ship was British flagged; despite attempts by the Spaniard's attorney, W. W. Osborne, to dismantle the arguments of the prosecution, the Commissioner ruled that the United States courts had no jurisdiction and dismissed the case. Although no one testified at the trial, we do know the opinions through what they were able to talk to a reporter from the Morning News. The captain was a Scotsman who had been sailing for 16 years, the last 6 on the Carvill, he was more reserved than talkative, Marshal Levy said that when he received the order to arrest him and read the facts, he thought he would be facing a privateer, reaching for a large caliber revolver and what he found was a small Scotsman, with a patriarchal beard that reached his chest, and with the appearance of a modest and unpretentious gentleman. In his statement to the journalist, the captain denied all the facts told by Fortuna. Since he embarked, he treated him kindly, that he had embarked poorly dressed and even gave him a coat to protect himself from the elements when it was his turn to be at the helm, Fortuna was being ungrateful to him and was only thinking about hurting and mortifying him, and what he considered was that Fortuna was a deserter, so much so that his intention was to reincorporate him into the crew in every way. The others did not understand very well this determination to readmit him, when they had said that he was an incapable sailor, his hesitant response to this was the difficulty of getting sailors in the Doboy area, but his intention in the end did not happen due to the efforts of Fernandez's Spanish friends and the advice of the consul and the British vice-consul who recommended him not to try. According to the words of Captain, Fortuna was not the only deserter, there was another sailor who also left the ship, who was a native of a place called Frisco.
Apart from what was told by the captain, another testimony that was known was that of Bismarck, given the nickname, perhaps he was the German that said Fortuna. Bismarck indicated that the captain had treated the Spaniard better than any of the crew, that the Spaniard was not a good sailor, did not know how to govern, and that he had not seen the story of the dog; but the captain was not the same as the officer, who had even hit him and another sailor with a buckle, his intention was to stay on the ship, but it also depended on the food and the officer.
And what did the officer say, we might say, singled out by everyone as guilty. McKee noticed a change of attitude in the captain as soon as they arrived in port, he became a Bible reader, and awfully good, and wanted to pass the burden of the facts on to him. For him, the mistreatment of the Spaniard had not been so bad, although it had been a very hard voyage for Fortuna, and he had only obeyed the captain's orders. The officer's intention was not to return to the ship, he was from Philadelphia, where he intended to return, since he had the right to be discharged upon arrival at a U.S. port, after 17 months on board, in order not to return to the ship he simulated a fight and thus be arrested. Even according to the marshal who coincided in the return to the ship with the captain and the rest of the crew, they intended to accuse him of assaults. Mckee also had a bigger problem since they owed him a large part of his salary, the not insignificant amount of $761.60, but he had to prove the existence of that clause that allowed him to disembark, otherwise he would lose everything when he was declared a deserter like the Spaniard. , to whom they owed everything, had to receive $20 a month, and which he was going to lose when he was declared a deserter. The cheapest boat trip from Savannah to Boston or New York was about $10.
The captain's problems did not end either with the return to the Carvill, the crew wanted to abandon it if they did not receive money, he avoided it by distributing a part of the money from their salaries. They did not leave the port of Darien soon, they had many days waiting to load, logically lumber, The Carvill did not leave until September 24, heading to the English port of Grimsby (England). It was not an easy crossing in the final part due to the weather, which caused problems in the hull of the ship, but at the end Finally, on December 4, it arrived at its destination. The damage caused by that trip did not end the navigation of the Carvill, which continued its work for more years, although it changed its flag from English to Norwegian.
I do not know what happened to Fortuna. Savannah was well connected by rail or sea, one of the rail lines after 26 hours of travel led to Tampa (Florida) where there were Asturians, and from where there was a sea route to Cuba (Tampa to Havana maximum $20, 25 hours of travel. New York to Havana, via Tampa, by train to Tampa first class $50), place par excellence of Asturian emigration in those times; he could have embarked on a Spanish ship of the many that arrived at the port; return to Spain or continued in Savannah perhaps with Ruiz, who continued with his business, although over time he changed his location. The journalist who interviewed Fortuna had this to say, “Fernandez is about twenty-two years old, educated, intelligent, a handsome young man, and has a title of first sailor, awarded by officers of the Spanish corvette Africa, aboard which he served his years. He was born in Oviedo.”.
And, to finish, I transcribe a document that I have found and with no other intention than informative, on July 23, 1887, the Official Gazette of the province of La Coruña published the following: And, to finish, I transcribe a document that I have found and with no other intention than informative, on July 23, 1887, the Official Bulletin of the province of La Coruña published the following: “EDICT. Don Vicente Fraga Martinez, Marine Infantry Ensign of the reserve scale assistant of the Arsenal of the Department of Ferrol and Judge prosecutor of a summary. Using the powers granted to me by the Royal Ordinances of the Army and Navy, I hereby summon, call and summon by this first edict the first class sailor who was of the crew of the Corvette “Africa” sailed in South America, and of the Depot of the Arsenal of this Department Faustino Fernandez de la Roca, son of Angel and Rafaela, native of Oviedo, Brigade of Coruña, who was discharged as useless on May 27th last, to whom I am forming a summary for having been disabled in service tasks, so that within the term of 30 days from this date, he may present himself at this Shipyard Arsenal Depot to give a statement of the causes of his uselessness for what may be appropriate in justice. Ferrol July 14, 1897 = Vicente Fraga Martínez“, was published until at least a third edict.
Bibliography: Newspaper Library of the United States Congress; Madrid Gazette; BOE; Chronological essay for the general history of Florida, Gabriel Cárdenas Cano, 1723; Images of America Sapelo’s Island Hog Hammock, Michele Nicole Johnson, 2009; Mission San Joseph de Sapala: Mission-period archaeological research on Sapelo Island, Richard W. Jefferies and Christopher R. Moore, 2013; History seen from the river. Spanish naval presence in La Plata 1776-1900, Miguel Ángel de Marco, 2021; National Library of Uruguay; Ballast: A Hidden History of Avoiding Shipwrecks, Roy and Lesley Adkins, 05/28/2024; Report of the Secretary of War being part of the message and documents communicated to the two houses of Congress 1892; Annual Report of the chief of engineers United States Army to the Secretary of War for the year 1889; Biographical Souvenir of the States of Georgia and Florida, 1889; Hand Book of the American Republics, Bulletin nº 1, 1891-January.
Qué gran investigación, José! Pobre Fortuna Fernandez, lo que le hicieron esos ingleses o escoceses no tiene perdón, menos mal que fue protegido por buena gente en su amargo periplo. Quizá su verdadero nombre era Faustino y pudo tener una vida llevadera despues de esos hechos, quien sabe se pueda saber algo más de él.
ResponderEliminarGracias por la interesante historia!
Gracias Margarita por tus palabras
EliminarTremenda historia José!!! Muchas gracias por tu trabajo de investigar y escribir!!!!
ResponderEliminarGracias
EliminarFinalmente encontré tiempo para leer esta maravillosa historia que supongo te llevó mucho tiempo investigar. De verdad te felicito por todo el conocimiento que nos aportas.
ResponderEliminarGracias.
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