En estos momentos, justo antes del verano, España está ante una ola de calor, y el Ministerio de Sanidad. Servicios Sociales e Igualdad, en su web ha colgado, Medidas generales de protección y prevención frente a temperaturas excesivas, que son:
- Beba agua y líquidos con frecuencia, aunque no sienta sed y con independencia de la actividad física que realice.
- No abuse de las bebidas con cafeína, alcohol o grandes cantidades de azúcar, ya que pueden hacer perder más líquido corporal.
- Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con el calor, preste especial atención a bebes y niños pequeños, mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación, como las patologías cardiacas.
- Permanezca el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrésquese cada vez que lo necesite.
- Procure reducir la actividad física y evitar realizar deportes al aire libre en las horas más calurosas (de 12:00 a 17:00).
- Use ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
- Nunca deje ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado (especialmente a niños, ancianos o enfermos crónicos).
- Consulte a su médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas.
- Mantenga sus medicinas en un lugar fresco; el calor puede alterar su composición y sus efectos.
- Haga comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos, etc.)
Parece que para sofocar el calor en el Madrid de 1857, acudían al río Manzanares, tal fue así que el Gobernador de la provincia, Alcalde corregidor de Madrid, dictó el 04/06/1857, 29 normas para cómo debían construirse zonas de baños en el río y la restauración de la zona, después de la época de baños; y prohibiciones de uso del río, desde tintoreros, laneros, latoneros, pellejeros, pasos de carretas, baño de animales, sustracción de agua del río; así como los encargados del control de la zona.
Pero publicar normas contra el calor, no es cosa nueva, en el verano de 1858 los periódicos madrileños publicaron reglas higiénicas contra el calor:
- No salir de casa durante la fuerza del calor.
- Interrumpir el trabajo con frecuentes descansos de tres o cuatro minutos.
- Empezar la tarea u ocupación habitual dos horas antes que en invierno, y suspenderla absolutamente del mediodía a las dos de la tarde.
- Usar un elemento sustancioso bajo un pequeño volumen, como asados, biftech, etc.
- Beber poco vino, pero seco y bueno.
- Bañarse en agua fría, y aun corriente, si hay proporción. Las inmersiones en el baño pueden ser dos ó tres al día, y durar unos cinco o seis minutos cada una.
- A falta de baños, lociones frecuentes con agua fría por todo el cuerpo.
- Dormir en una pieza espaciosa, bien ventilada, regada o lavada con frecuencia durante el día.
- Evitar toda excitación, así física como moral.
- Nada de banquetes, nada de asistir a reuniones numerosas.
- Por la noche, al acostarse, y por la mañana antes de entrar en el taller o de sentarse al despacho, tomar algunos sorbos de agua fresca y pura.
- Durante el día hacer gárgaras con agua y vinagre.
- De día y de noche tener presente un antiguo refrán castellano, y muy higiénico, que dice: julio y agosto, señora no soy vostro.
- En caso de indisposición o de enfermedad, los menos remedios posibles: sobretodo, nada de purgas, Sub Cane, et ante Canem, difficires sunt purgationes. Durante la Canícula es, por lo general, malo el purgarse. Cuidado también con las sangrías: medía docena de sanguijuelas en el ano es la evacuación sanguínea mayor a que puede uno aventurarse, si es que conviene aliviar la cabeza, o desobstruir el vientre
Debían ser reglas caras para la época, porque incluso La Discusión 30/07/1858, titulaba “Si yo fuera Rostchild (Banqueros)”. Estas mismas reglas, volvieron a publicarse en lo que vulgarmente se conoce como periódicos de provincias, en agosto 1861, Diario de Córdoba, Crónica de Salamanca, Diario de Menorca, y reiteraban lo caro de los remedios, porque el periodista decía: “¡Qué bueno será hacer todo esto teniendo uno 40000 pesos! ¡Vaya Usted a recomendárselo al que tiene que buscar el pan nuestro de cada día para él y demás familia menuda.”
Incluso, El Monitor de la salud de las familias y de la salubridad de los pueblos, publico 01/08/1858 consejos contra la asfixia por calor:
- Si la asfixia ocurre en una pieza, salón, teatro, etc., traspórtese el asfixiado a un aposento más fresco, pero no frio, y alíviesele de toda la ropa que pueda incomodarle u oponerse a la libre circulación de la sangre.
- En toda asfixia por el calor, la primera indicación es descargar la cabeza por medio de una evacuación de sangre. Si no se hallase presente el médico, y hubiese entre los asistentes, alguno que sepa sangrar, no debe vacilar un instante en practicar la sangría (de 6 a 8 onzas), principalmente en los países y en las épocas de calor.
- También están indicados los baños de pies, moderadamente calientes, con un puñado de ceniza y sal.
- Luego que el enfermo pueda deglutir, se le dará a beber, por sorbitos, agua fresca acidulada con vinagre o zumo de limón. Se le darán igualmente lavativas de la misma agua, pero más cargada de vinagre que el agua de la bebida. En semejantes casos son siempre nocivas las bebidas aromáticas o vinosas.
- Si persiste la asfixia, si va en aumento, y si no hay sangrador, ni persona que sepa sangrar, aplíquense (mientras acude el facultativo) ocho o diez sanguijuelas detrás de cada oreja, o de 15 a 20 en el ano.
- Si la causa de la asfixia es una insolación o golpe de sol (como sucede en algunos caminantes, segadores, guardias civiles, peones camineros, militares en marcha, etc.), el tratamiento debe ser igual, añadiendo repetidas aplicaciones de agua fría sobre la cabeza. —La sangría es soberanamente eficaz, sobre todo en las asfixias producidas por la acción del sol.
Quizás después de esto, además de apiadarse del asfixiado, se puede pensar que fue el origen de la expresión “Es peor el remedio que la enfermedad”.
En ese siglo XIX, español, se publicitaban otros remedios contra el calor.
El Imparcial 22/08/1876
El Correo Español 21/07/1892
Diario Oficial de Avisos de Madrid 14/07/1895
En 1912 los remedios que la prensa publicaba, habían cambiado un poco, reproducían los dichos por los doctores Labbé y Daveniére en un periódico francés, Le Martin:
Labbé recomendaba
- Evitad el sol, cubríos la cabeza con sombreros ligeros y procurad llevar, también cubierta la nuca.
- Vestíos con vestidos ligeros, amplios y claros.
- Alimentaos moderadamente con una alimentación lacto-vegetariana.
- Comed frutas cocidas, mondadas y, sobre todo, maduras.
- Absteneos de conservas, delos dulces de crema y de todas las sustancias susceptibles de alterarse por el calor.
- Bebed cuando tengáis sed agua con alguna infusión. Y cuidad de que el agua este filtrada o esterilizada por el calor o por agentes químicos, como el iodo o el permanganato.
- Refrescad con bebidas frías, pero no heladas, y, sobre todo, no pongáis hielo en ellas.
- Haced ejercicios moderados. No seáis muy sedentarios. Reposad después de las comidas, pero no con exceso.
- Tomad duchas, abluciones y baños frescos
- Dormid con las ventanas abiertas y poco cubiertos
Daveniére recomendaba
- Lavaos cuidadosamente por las mañanas
- Vestid ropas ligeras blancas y amplias.
- Pasead lentamente a la sombra
- No comáis con frecuencia alimentos crudos ni fiambres.
- Bebed poco para no sudar mucho.
- Tened las ventanas durante el oía herméticamente cerradas.
- Tenedlas por el contrario, abiertas de par en par durante la noche.
- No tengáis en la cama más que una sola cubierta
- Leed estos preceptos quinientas veces.
Aunque nuestra prensa, decía que eran de fácil cumplimiento y que podía haberlas dicho nuestro Perogrullo, pero al venir de París tienen más categoría.
Yo creo que la mejor medida, fue aquella que publicaban los periódicos españoles, de julio de 1856, “Uno de los más entusiastas sostenedores de la capa española, decía anoche con el mayor aplomo: Si el calor se siente mucho más ahora en España, es porque hemos abandonado el uso de la capa en todas estaciones como hacían nuestros abuelos. Ya saben, pues nuestros lectores que el preservativo infalible contra el calor es una capa de paño de Chinchón y una manta doble de Valencia. Tal vez con el objeto de andar frescas habrán adoptado las señoras el uso de las mil y una faldas que además de las sayas de abrigo y del miriñaque llevan ceñidas a sus caderas. Los que tan a la ligera habíamos censurado el abuso del follaje femenil tendremos por un axioma de aquí en adelante que el fresco está en razón directa del volumen, y vice-versa. Una hembra con pocas faldas debe tener una temperatura igual a la de un horno de reverbero.”, si ya había aprendido la importancia de la capa española, el bueno de Esquilache, años antes.
Incluso también había una vestimenta para el refresco de las damas.
El Clamor Público 17/08/1856
Siempre nos quedará el abanico.
El Liberal 27/07/1897
Bibliografía: Biblioteca Nacional de España
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